viernes, 30 de septiembre de 2011

...saliendo de la ciudad el...

Sin saber muy bien que hacer, sin pasaporte, con el dinerillo justo pero con ganas de ver algo más que ciudad, coches, obras y de hacer algo más que trabajar, a última hora Kike y yo cogimos la tangente y nos fuimos de paseo. Tres días con los ojos como platos donde pasamos del desierto al océano y de las piedras al oasis.
Antes de salir, mirando el mapa de Omán por eso de organizarse un poquillo, nos dibujamos una pequeña ruta circular que empezaba y acababa en Muscat, bajando primero por el interior del país pisando las últimas o a las primeras, depende desde donde se mire, lenguas  de arena del desierto de Wahibah y siguiendo rumbo sur hasta los vientos y las olas del Índico. Allí, rumbo norte y seguimos la costa hasta Muscat.
La mañana antes de la luna llena recogimos a “Taratana”, una Toyota Land Cruiser, y partimos con lo justo decididos a llegar al desierto. Hasta pasados unos kilómetros desde que dejamos atrás la última rotonda de Muscat no nos dimos cuenta de nuestro viaje. Por fin dejó de ser la sensación de estar de bolo y pasó a ser la de viajar…

...Muscat- Falaj al Mashayikh- Al Ashkharah-Ra´s al Junayz- Tiwi- Muscat...el itinerario: interior y costa, el contraste del país...


 Al dejar atrás Muscat y salir de la autovía en Bidbid, todo cambió. Carretera convencional, ruta 23, el justo movimiento de coches...

 Al Qâbil. En mitad de las piedras, arena y montaña, orientados por unas palmeras que vimos a lo lejos llegamos aquí. Un terreno cultivable lleno de palmeras, limoneros, plantas aromáticas y cabras que nos dejó estirar las piernas a la sombra y descubrir las primeras acequias en terreno árabe..

 Una vez pasado Al Kamil dirección Falaj al Mashayikh, viendo a lo lejos un cambio en el  color de la tierra que nos indicó la entrada en territorio de Ramalat al Wahíbah (desierto) dejamos la carretera y empezamos una ruta "off road"... el cielo estaba de nuestra parte

 En el camino por rutas fuera de la carretera, cruce mágico de "arrieros" y sus dromedarios. Paramos el motor, escuchamos el silencio roto por los saludos, las pisadas y los berridos de los animales.

 Como no, nos bajamos de "tartana" y nos acercamos al campamento que tenían instalado un poco más allá. Gente sorprendida, como nosotros. Con el tema del idioma lo justo, pero aún así agradables saludos, nombres, alguna broma que otra y risas, muchas risas...


 Cada sol tiene su ocaso...
Éste nos despidió encima de una duna entre los vientos del desierto, fue tiñendo de colores el cielo y la arena

y Shams dio paso a Budur la luna llena...
iluminó el desierto, nos arropó.
fue la primera luna de mi año 29...

La primera vista al despertar.


detrás de la duna...el mar de arena...

del desierto al mar. Al Ashkharah

Más allá del mar de Omán se abre el gran Índico, retándonos con sus olas a saludar a Yemaya.




Siguiente parada Ra´s al Hadd, pueblo de pescadores cerca del santuario de tortugas de Ra´s al Junayz. Paramos a tartana en este cabo para poder descansar, acercarnos a los pescadores que recogían sus aperos y procurarnos la cena: un pescado más fresco imposible de cuyo nombre no puedo acordarme. 

Dhow esperando a que vuelvan las aguas con las mareas.

Cenados y con un té en las manos la luna, presente todas las noches como mi pequeña gran amor, nos empujó al camino que nos llevaría hasta la playa de Ra´s al Junayz, reserva natural cerrada a cal y canto hasta las cuatro de la mañana...

La luna se tapó con las nubes para dar intimidad a las pequeñas tortugas centenarias... por un lado siento haber roto esa intimidad pero guiados por un guarda de la reserva pudimos gozar de esos momentos.

Espectacular amanecer en la playa, los surcos en la arena son los rastros que dejan las tortugas al volver al mar.

Una rezagada, el sol salió y allí estaba ella, acabando de tapar los cientos de huevos.

Despidiéndonos en silencio de las tortugas seguimos rumbo norte hasta Tiwi. Sabíamos que por allí se escondía uno de los paraísos de Oman, Wadi Tiwi.

El camino se estrechó, hicimos uso de la potencia de Tartana en sus cuatro ruedas, dejamos atrás el pueblo y pensamos que ya no podíamos avanzar más, pero...

Llegar allí fue un escándalo, palmeras, piedras modeladas por el paso del agua, pozas de agua dulce (y potable) y lo más curioso una anciano omaní en su hogar de madera con su burro y dos paisanos más que me invitaron a sentarme con ellos y hablar casi sin palabras....


Omán esconde muchas cosas...

...buena caza, largas lunas... 
          lay-la sa-illa

2 comentarios:

  1. Menos mal que entre días de duro trabajo también tienes de disfrute de una esquinita del paraíso donde te hallas. Te echaremos de menos este finde pero tu reina mora nos llenará un huequito de tu ausencia. Mil besos.

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